Modo claro/ Modo oscuro

viernes, 29 de mayo de 2020

Reencarné como una piedra - v1 - capítulo 18


18 - ¡Justamente ella!

En el momento en el que esta idiota dijo eso se paro mi inexistente corazón.

¡No respondas con tanta sinceridad a todo lo que te preguntan! ¡Si esa elfa se entera de que eres un limo no tendrás oportunidad alguna contra ella, te supera en todas las estadísticas!

Entendido, maestro.

Tengo la sensación de que no entendiste absolutamente nada... 

Aún con una cara que parecía preguntar: “¿Se puede saber qué estás diciendo?”, la elfa siguió a lo suyo sin apartar su mirada de Limy.

—Bien… y… ¿te lo comiste entero? No parece que una persona adulta vaya a caber entera en tu pequeño cuerpo. Incluso yo misma terminaría con una barriga enorme.

«¡¿Esta mujer lo pregunta en serio o nos está vacilando?!»

[Está siguiendo el juego a una niña que parece tener medio cerebro derretido porque no sabe que en realidad el cerebro entero lo está.]

Bueno… di exactamente lo que yo te diga.

—Fue una reacción espontánea causada por la impresión de ver aparecer de la nada a alguien que podría hacerme daño. Reaccioné sin pensar y solté la primera tontería que se me pasó por la cabeza. ¿Cómo podría una simple niña de diez años comerse a un tipo gordo de más de doscientos kilos? A parte de que sería de caníbales, cosa que no soy, desafiaría las leyes de la física integral atómico-cuántica. Debería tener una especie de agujero negro o un espacio abierto en una cuarta, quinta, sexta o hasta w para eso. Y obviamente para eso haría falta…

Mientras Limy no paraba de decir todo lo que yo le transmitía, esa elfa tenía un tick en su ojo izquierdo.

—… lo que demuestra que yo no me lo comí. Eso dice el maestro.

¡Lo de “eso dice el maestro” no lo tenías que decir!

—Eres una niña muy rara… O quizás el problema sea ese maestro tuyo… ¿Qué tonterías te ha metido en la cabeza?

«Perfecto, sabía que soltar un montón de gilipolleces que le quemaran la cabeza le haría apartar sus dudas. ¿Qué te parece, Helpy? Inteligente, ¿verdad? No por nada mi intelecto es alto.»

[Se acaba de agregar nueva información desconocida hasta ahora: El intelecto aumenta las capacidades de procesamiento mental. Normalmente la gente inteligente tiene un intelecto alto y los tontos bajo. Cuanta más inteligencia se posea más listo se debería ser.

Se acaba de demostrar que solo te permite llegar a una respuesta en menos tiempo, pero siempre llegarás a la misma. Por lo tanto, los listos se harán más listos y los tontos mucho más tontos cuanto más intelecto tengan.]

«¡Me cago en ti! ¡Eso no es verdad! ¡Quita esa información ahora mismo!»

[Se acaba de corregir la nueva información: Esto solo se aplica en el caso de ser una piedra.]

«Quiero mi Helpy de antes… Vale, pensándolo bien... quizás no…»

—Entonces, ¿dónde fue?

—Se escapó.

—Ya veo. ¿Hay más gente retenida?

Le contamos la situación a la elfa. Tras asentir, volvimos a buscar a esos niños encerrados y los liberamos. Diría que se alegraron por salir de allí, pero sus caras no cambiaron mucho. Después de todo eran niños de los barrios bajos a quienes la vida no les daba muchas oportunidades. Probablemente ni siquiera tenían padres.

Tras sacarlos de la casa cada uno tomó de nuevo su camino de regreso a saber dónde. Los únicos que nos quedamos allí fuimos la elfa y nosotros, observando a los niños partir de nuevo con una mezcla de emociones.

—Al final no queda rastro de ese hombre. Parece que fallé con mi misión. Por lo menos pude liberar a estos pequeños. Por cierto niña, ¿eres de por aquí?

—Llegué ayer a la ciudad.

—Me lo imaginaba. Ese color de pelo nunca lo vi en un humano. ¿Podrías decirme cómo te llamas y de dónde vienes?

—Limy. Vengo de mi maestro.

—Esto… olvidalo. ¿Quieres venir conmigo?

Volví a callar a Limy antes de que soltara alguna cosa rara más y pensé en ello. No teníamos a donde ir así que no era mala opción aceptar su oferta. Por lo menos tendríamos un lugar en el que pasar un tiempo y pensar qué hacer a partir de entonces.

Aceptamos y la seguimos fuera de los barrios bajos. Al salir la gente seguía mirándonos fatal, pero al estar con ella se contenían más. Esa elfa tampoco les parecía hacer mucha gracia, aunque probablemente no se arriesgarían a hacerle nada ya que estaba armada hasta las cejas.

—Me llamo Aeldrya. Como habrás notado fácilmente por mis ojos soy una Sabnuriali.

—¿Qué es una Sabnuriali?

—¿No sabes lo qué es? Para explicarlo de alguna manera, somos una raza élfica con altas capacidades mágicas. Solo con ver el color de mis ojos lo puedes imaginar.

—¿Cómo son tus ojos?

—Morados… Limy, cada vez me pareces una niña más extraña. Y hablando de ojos, ¿no son los tuyos un poco raros?

—No sé como son mis ojos.

—Azules y parecen no tener pupila… ¿Nunca miraste un reflejo tuyo?

—No.

—Ya… ya veo... Y sobre tu aspecto... Tendremos que hacer algo con él. Vamos a comprarte alguna ropa decente antes de nada. No puedes ir con estos harapos por el interior de la ciudad, te traerá problemas.

¡Oh! Menudo golpe de suerte hemos tenido. ¡Por fin podrás conseguir unas bragas!

Seguimos a Aeldrya hasta una tienda de ropa. Era un lugar simple, con un montón de piezas idénticas y nada se podría considerar a la moda. De todos modos, eso importaba mientras pudiéramos llevar algo mejor que ese jersey sucio.

—Parece que en esta tienda no hay nada de buena calidad. Aunque es mucho mejor que lo que llevas. ¿Hay algo en especial que quieras? 

Aeldrya habló lo suficientemente bajo como para que el vendedor no la escuchara.

—Bragas.

La elfa se giró de golpe hacia Limy y se la quedó mirando fijamente.

—No me digas que no llevas...

—Nunca he llevado.

—¡¿Estás de broma?!

Salió corriendo hacia el vendedor y le gritó con todas sus fuerzas.

—¡Deme ahora mismo por lo menos diez piezas de ropa interior para esa niña! ¡Y que sean de la mejor calidad que tenga!

—En.. en… seguida.

«No sé si reír o llorar ante esto… Bah, es igual, no puedo hacer ninguna de las dos… Por lo menos por fin conseguiremos lo más importante para Limy.»

Terminamos comprando distintos conjuntos de ropa, cortesía de la elfa, y Limy se puso uno. Lo siguiente que hicimos fue tomar rumbo hacia dónde se alojaba. Me imaginé una casa lujosa, pero no, se trataba de una casa bastante normal. Eso sí, aunque no se alojaba en la zona rica de la ciudad no lo hacía muy lejos.

El edificio tenía dos plantas con cinco habitaciones cada una, contando baño y cocina en la planta baja. También tenía un montón de armas bien guardadas en una de las habitaciones, donde dejó las que llevaba encima.

—Supongo que estaría bien darte un baño antes de hacer nada más. Puedo preparar uno ahora mismo. Qué te parece, ¿nos bañamos juntas?

“¿Nos bañamos juntas?” “¿Nos bañamos juntas?” “¿Nos bañamos juntas?” “¿Nos bañamos juntas?”. Esa frase empezó a resonar en mi cabeza una y otra vez.

Limy… ¡acepta eso ahora mismo!

Entendido, maestro.

Aeldrya preparó el baño en un momento y nos dispusimos a entrar en él. Estando a nuestro lado, empezó a quitarse la ropa. Mi atención no se separaba de ella. Limy se puso a imitarla y se quitó sus nuevos zapatos mientras mi atención seguía en la elfa y esperaba a que ella empezara con su ropa superior...

[Peligro, peligro, peligro, peligro.]

Prácticamente me pareció escuchar la voz de Helpy avisando de que estaba en peligro… y entonces caí en algo. Si Limy se quitaba la ropa estaríamos en problemas serios.

¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Limy, no te quites nada delante de nadie!

Limy paró en seco cuando su ropa ya estaba a la altura de su pecho y la volvió a bajar de golpe. Aeldrya también paró y la miró extrañada.

—¿Hay algún problema?

—Mi maestro dice que no me tengo que quitar la ropa delante de nadie.

—Mmm, eso es verdad. Aunque probablemente se refiriera a los hombres.

—De nadie —contestó tajantemente.

—Vale… Tú toma un baño, yo lo haré en otro momento. De todos modos aún tengo que preparar algunas cosas.

«Salvados de milagro… ¡Me quedé sin ver nada! ¡Cuando por fin tengo una oportunidad se esfuma tan fácilmente! Es injusto...»

La necesidad de ocultar esos errores de transformación se hizo más evidente con lo que acababa de pasar. Necesitábamos encontrar la manera de solucionarlo rápidamente. También necesitábamos alguna cosa que pudiera permitir a Limy usar sus habilidades sin desvelar su especie.

Si tuviéramos algo como un guante que pudiera hacerse pasar por un objeto mágico podrías hacer creer que tus habilidades son un poder suyo...

Si es solo un guante quizás pueda hacer algo.

¿De verdad? ¡Vamos a intentarlo!

Escondidos dentro del baño, empezamos a experimentar lo que era capaz de hacer con la Mímica. El primer prototipo fue un desastre. Eso no era un guante, ¡era la mano de un cadáver en descomposición! ¡Un trozo de piel azul gelatinosa que parecía estarse cayendo! Aún así Limy siguió intentándolo y, tras mucho ensayo y error, por fin consiguió algo decente.

Maestro, ¿cómo está este?

Mmmmm, me parece que cumplirá su función.

La mano de Limy se había transformado en un pequeño guante azul que la cubría hasta tres dedos más arriba de su muñeca… aunque seguía pareciendo un pedazo de moco pegado a su piel ya que era transparente...

Intentó alargar un pequeño tentáculo desde ahí y pudo bastante bien. También fue capaz de sacar objetos sin problemas.

¡Bien! Si nos vemos con la necesidad de usar tus habilidades de limo usa ese guante y di que es un objeto mágico que te permite emular los poderes de uno. ¿Entendido?

Entendido, maestro.

Por fin salimos del baño y volvimos con Aeldrya. Se había puesto otra vez todas sus armas encima y parecía preparada para salir de nuevo.

—¿Ya terminaste?

—Si no lo hubiera hecho no estaría aquí.

—No… esto… ya…

Y como siempre, la niña tomándose todas las frases literalmente. Aeldrya suspiró al no ser capaz de entender lo que le pasaba por la cabeza.

—¿Sabes?, de tanto en tanto podrías sonreír o cambiar esa cara un poco. Cualquiera que te viera pensaría que eres una muñeca o algo parecido.

—Estoy sonriendo.

—No, no lo estás. ¿Acaso no sabes sonreír? Es poner la cara así —dijo mientras le sonreía amablemente.

Tras que Limy se quedara completamente igual se rindió.

—Olvídalo, vamos a comer en algún lugar. También tengo que ir a informar del escape de ese hombre.

Salimos de la casa y empezamos a andar por la ciudad, camino al norte. Pasamos por un pequeño restaurante primero que nada y nos dispusimos a comer. Bueno, ellas dos...

—¿Qué te gusta comer?

—Cualquier cosa.

—Cualquier cosa no es una respuesta. Cualquier cosa también podría significar que no te importa comer lo que encuentras por el suelo. ¿Acaso te gusta comer ratas o cucarachas?

—Sí.

—Si lo dices con esa cara ya no sé si lo dices en broma o de verdad…

Aeldrya no pudo hacer nada más que reír irónicamente ante las palabras de Limy.

«Lo peor es que lo dice completamente en serio…»

Al final terminó pidiendo un plato que llevaba patatas y un poco de carne de vete a saber que animal. Sudé la gota gorda para que comiera como una persona… pero no lo conseguí por completo.

—¡No te comas los huesos!

Terminada la comida salimos del restaurante. La elfa parecía haber perdido todas sus fuerzas tras apenas unas horas de conocer a Limy.

No tardamos en llegar a nuestro destino final, un edificio enorme con un gran letrero encima de la puerta. No podía leer, pero tuve un mal presentimiento…

—Esto es el gremio de aventureros. Dentro hay gente bastante desagradable así que no te separes de mí. Tengo buena reputación en el gremio. No te pasara nada mientras estés a mi lado. Después de todo soy una aventurera de rango 3.

«Mierda… No tengo ni idea de qué es un aventurero de rango 3, pero… esto es malo, ¡muy malo!, ¡horrible!»

Y así fue como un par de monstruos entramos en ese peligroso lugar…

0 comentarios:

Publicar un comentario