Modo claro/ Modo oscuro

miércoles, 7 de abril de 2021

Sombras divididas - Capítulo 21

  21 - Dentro de mi


—¿Qué significa esto? —pregunté, observando el arbolito en los pies de Mirthia. 


—Ni idea, miau. Es la primera vez que veo una reacción parecida. Por lo menos podemos deducir que tienes afinidad con las plantas… y parece ser muy grande, miau.


Mirthia recogió el árbol y empezó a revisarlo de arriba a abajo con una expresión de sorpresa.     


—Eso es bueno… supongo... 


—Por lo menos me facilita mucho enseñarte, miau. ¡Bien!, ahora que tienes la teoría es hora de pasar a la práctica. Has tenido suerte, estás en el mejor lugar para aprender magia de tierra. Este bosque se desborda con el poder de la tierra.


Mirthia se acercó con una sonrisa maliciosa en su cara y me cogió del cuello de la camiseta, tras lo que me arrastró por la fuerza afuera de la casa y de la aldea. Caminamos durante unos diez minutos por el frondoso bosque, que no dejaba ver mucho más allá de tres metros, hasta llegar a un gran claro que parecía haber sido hecho por la mano de esos gatos. 


En el centro del claro había un árbol que se levantaba más de quince metros por encima de los demás, alcanzando una altura aproximada de unos cuarenta metros o más. Su tronco era lo suficientemente grande como para que diez personas juntas no fueran capaces de rodearlo en un abrazo.


—Esto es un… gran árbol…


—Impresiona, ¿verdad? Este es el gran árbol sagrado, el centro de todo Fandragoth y el lugar en el que os encontré heridos.


Era realmente inmenso e imponente, y eso no era todo. Al acercarme noté que algo a mi alrededor cambiaba. En realidad empecé a sentirlo conforme nos acercábamos al claro, pero no fue hasta estar al lado mismo del árbol que pude notarlo claramente. Era una sensación extraña, como si me estuviera sumergiendo dentro de un líquido que se espesaba cuanto más cerca estaba del árbol. No se trataba de una sensación desagradable, todo lo contrario, me hacía sentir mucho mejor. Las heridas que aún no habían curado del todo empezaron a dolerme menos y podría afirmar que empezaron a sanar rápidamente de nuevo.


Moví mi mano en el aire, intentando palpar algo que parecía inexistente. Aún así, sentía que mi mano tocaba alguna cosa incorpórea. Era más una sensación que un estímulo transmitido por mis sentidos, pero era obvio que allí había algo.


«Acaso…»


Apreté el puño con fuerza al instintivamente entenderlo, había sobrevivido gracias a caer en este lugar. El claro tenía algo capaz de curar mis heridas, heridas que me habrían matado en minutos de no ser por lo que fuera esta cosa que me rodeaba.


—Gracias… —le susurré débilmente al árbol delante mío antes de darme la vuelta para volver con Mirthia.  


Al verme decidido sonrió y se acercó a un tocón. Empezó a golpearlo insistentemente para indicarme que me sentase en él.


—Primero que nada tienes que aprender a reconocer tu propio contenedor. Saber cuánta cantidad de maná puedes usar es fundamental. Siéntate aquí y concéntrate en tu interior, miau. Si meditas bien deberías ser capaz de crear una imagen mental de tu interior y ver lo que hay en lo más profundo de tu ser.


Seguí sus instrucciones y me senté con las piernas cruzadas encima del tronco cortado. Cerré los ojos y empecé a meditar profundamente.


«Meditar... meditar... meditar... meditar.»


—No veo nada...


Una rama se estrelló con fuerza contra mi cabeza.


—No te quejes y sigue con ello, miau. Si fuera algo que se hace en dos segundos todo el mundo usaría magia nada más nacer.


—Bien, bien, entendido… —murmuré, frotándome el chichón que acababa de salirme en la cabeza.  


Volví a cerrar los ojos y concentrarme tanto como pude. Así pasé por lo menos un cuarto de hora sin conseguir resultado alguno. Finalmente abrí de nuevo los ojos y bajé mi cabeza con exasperación. De reojo vi la pequeña espada que colgaba en mi cinturón, Vurtalis. Estaba dentro de una funda de cuero, pero la empuñadura seguía siendo claramente visible. En esta, la gema incrustaba brillaba con un color verde más intenso de cuando estábamos en casa de Mirthia.


«No me digas...»


Desenfundé la espada y la sujeté delante de mí con ambas manos.


—¿Qué estás haciendo? —preguntó Mirthia al verme sacar la espada.


—Quiero intentar una cosa... No me prestes mucha atención...


La cara de Mirthia mostraba con descaro sus pensamientos que parecían seguir diciendo constantemente: "Tú eres tonto... miau".


Cerré mis ojos y me concentré de nuevo. Tener a Vurtalis en mis manos realmente causó un gran cambio. Quizás fue autosugestionado o quizás la espada me ayudó, pero conseguí sumir mi mente en un estado más profundo. Aunque seguía sin ser capaz de ver nada, empecé a notar algo dentro de mi cuerpo. Era una sensación similar a la sangre moviéndose por mis venas. 


«¿Esto es el maná?»  


No obstante, a diferencia de como había dicho Mirthia, el origen no parecía estar en mi interior, sino que entraba a través de la espada en mis manos.


Me concentré en esa sensación e hice un esfuerzo por sumergirme aún más en mi ser. Poco a poco una imagen empezó a tomar forma. Me encontré dentro de un espacio sin suelo, paredes, ni techo. Un lugar completamente negro cuyo único contenido eran un montón de finos hilos de color amarillo que fluían como diminutos ríos sin control. 


Caminé por ese espacio infinito durante lo que me parecieron horas, sin ser capaz de encontrar absolutamente nada. 


«Primero, ¿qué se supone que busco?»


Supuestamente estaba buscando un contenedor lleno de agua, pero… ¿qué tipo de forma tenía? Lo único que podía ver eran esos hilos de color amarillo.


«Un momento… Estoy dentro de mi mente, ¿no es así? Entonces...» 


Si esa era una representación mental del interior de mi ser debería al menos tener cierto control. En lugar de buscar a ciegas en medio del vació, ¿no sería mejor forzar lo que buscaba a tomar forma?


Empecé a imaginar un contenedor. La forma no era importante, simplemente necesitaba una cavidad capaz de llenarse con grandes cantidades de agua. Algo como… una piscina… Entonces, como si el propio mundo reaccionara a mis intenciones, un gran agujero empezó a abrirse delante de mí.


«Increíble... realmente funcionó...», pensé mientras inspeccionaba a fondo la piscina que acababa de crear delante mío.


«Pero está vacío...»


El agujero que supuestamente debía estar lleno no tenía ni una gota de agua dentro. No sabía qué hacer, así que simplemente abrí los ojos. Mirthia estaba tumbada a pocos metros de mí, roncando profundamente.


—Encontré mi contenedor —la desperté.


—Miau... ¿De verdad? ... Pensé que te costará más —me respondió mientras bostezaba.


—Bueno… la cosa es que no hay nada dentro.


—¿Miau? Eso no debería ser posible. Incluso con tu maná agotado deberías poder ver las pequeñas gotas rellenándolo.


Ante su respuesta me entraron algunas dudas. Me dijo que el maná era algo que se generaba en el interior, dentro del mismo contenedor, pero yo estaba seguro que esa agua amarillenta estaba entrando a mi cuerpo desde fuera. 


—Esto... ¿es posible que en lugar de maná mi cuerpo estuviera lleno de esa energía natural que dijiste?


—Ni hablar, miajajaja. A parte de que no hay manera de controlar la energía del mismo mundo, si mezclaras tu esencia con la energía natural te aseguro que tu cuerpo no saldría indemne. Morirías o algo peor. Imagínate que introduces energía natural de fuego directamente dentro de ti, ¡saldrías ardiendo! Literalmente sería como si estuvieras respirando fuego. Es una locura, miajaja.


—Ya veo...


Regresamos a casa de Mirthia por la noche. Al llegar revisé mi cuerpo de arriba a abajo. El dolor que restaba en el momento que entré en el claro ya había desaparecido por completo. Algunas heridas incluso habían cicatrizado en el tiempo que había estado ahí.


—Definitivamente esa energía amarilla tiene algo que ver con esto.


Todo tipo de pensamientos peligrosos llenaron mi mente en ese momento. No tenía manera de saber si eso era maná o energía natural, pero no sentía que mi cuerpo empeorara. Al contrario, cuanto más energía se acumulaba mejor me encontraba.


—Supongo que no debería preocuparme.


Volví a concentrarme en mi interior. Los hilos de energía parecían ser más abundantes que antes, así que sin duda la energía continuaba acumulándose en mi cuerpo… pero el contenedor seguía estando completamente vacío.


—Joder… parece que este contenedor tiene un agujero...


< Anterior - Índice - Siguiente >

1 comentario:

  1. Bro, te banco muchísimo, desde que empezaste reencarne en una roca, me lei los capítulos recortados, tu otra novela,todo pero donde mierda estas? Me encantaría que las historias siguieran

    ResponderEliminar