Modo claro/ Modo oscuro

martes, 5 de mayo de 2020

Reencarné como una piedra - v1 - Capítulo 1

1 - Soy una piedra


Estaba aturdido. Mi cabeza se encontraba hecha un lío y mis sentidos estaban completamente descolocados. No sabía dónde me encontraba ni cómo había llegado a este lugar. En realidad no recordaba nada de nada… o quizás sí…


Un flash me vino a la cabeza, regresándome los recuerdos de lo ocurrido en el momento que mi vida dio un vuelco. Había estado trabajando como cualquier otro día normal, hasta que un camión casi me mata. Pude evitarlo, pero un montón de rocas me cayeron encima… Al menos eso era lo último capaz de recordar…


«Si no me cayeron encima un montón de piedras, ¿qué pasó exactamente? Bien… relájate Pedro... intenta tranquilizarte un poco… Primero deberías intentar entender qué está ocurriendo aquí. A ver… ¿dónde cojones estoy?»


Me esforcé por recuperar la calma y analizar mis alrededores detenidamente. Como ya me había percatado desde el primer instante que había abierto los ojos, nada me era conocido ni tenía noción alguna de por qué estaba tirado justo en la misma nada.


Me encontraba en medio de un verde campo lleno de hierba que me llegaba hasta la cintura y árboles por lo menos treinta veces más altos que yo. A lo lejos se podían divisar los picos de unas altas montañas nubladas.


«¿Cuáles son esas montañas?»


Conocía bastante bien las montañas de la zona ya que había pasado cinco años enteros de mi vida recorriéndolas, y normalmente las podía reconocer de un solo vistazo. Sin embargo, esas no las había visto en mi vida.


«Ehm… Pedro, lo repito, ¡mantén la maldita calma!»


No solo estaba en un lugar completamente desconocido, tampoco podía ver rastro alguno de actividad humana cerca de mí. No fui capaz de observar siquiera un poste de teléfono o de cableado eléctrico, ni carretera asfaltada o simple camino de tierra. La longitud de la hierba que me rodeaba también me hacía pensar en que nadie se encargaba de cuidar estos lares. Excursionistas tampoco parecían pasar regularmente por allí, ya que no había rastro alguno de que esa misma hierba hubiera sido pisada por seres humanos recientemente.


Lo estaba intentando con todas mis fuerzas, pero no estaba siendo capaz de mantener la calma por mucho que me lo repitiera. Estar perdido en un lugar que nunca había visto anteriormente no era lo peor, lo peor era que no me podía mover ni un milímetro. Mi cuerpo no respondía a nada de lo que le ordenaba. Es más, no podía notar ni una sola parte.


Puse todo mi esfuerzo en mover mi mano. No hubo manera de que la maldita extremidad se dignara en escucharme, no pude levantarla hasta ponerla delante de mi línea de visión. Y no era únicamente la parte superior, al intentar caminar tampoco me moví ni un milímetro del lugar...


«Dios mío, esto es muy duro, es un infierno… ¡No siento las piernas!»


Quise gritar… tampoco pude. Ni una simple palabra quería arrastrarse fuera de mi boca. No solo eso, en ese mismo momento me di cuenta de que tampoco estaba parpadeando.


«¿Estoy paralizado de pies a cabeza? Un momento…»


Entonces no lo había soñado. Mis recuerdos del accidente con el camión eran completamente reales. Me habían caído encima lo que sin duda habían sido toneladas de piedra y mis compañeros de trabajo habían reaccionado como lo haría cualquier humano promedio en tal situación problemática...


«¡Malditos cabrones, ¿me dieron por muerto y me lanzaron en medio de la nada para que pareciera una desaparición?! ¡Serán malnacidos! ¡Si salgo de esta los mataré yo mismo!»


Sí, eso tenía que ser. Las rocas me dejaron medio muerto y para deshacerse de toda evidencia me dejaron tirado dónde nadie me pudiera encontrar. Probablemente se dieron cuenta de que estaba vivo, pero no les importó lo más mínimo. Así se lavaban las manos de cualquier indemnización o de tener que declarar ante la policía.


«De Iosu me lo puedo creer, pero de los demás… ¡Ahhhhhhhhhh!, que trágico destino, morir traicionado y sin poder moverme.»


Me quedé mirando al cielo lejano. No tenía nada mejor que hacer mientras me hundía en mi desesperación. En ese cielo azul, tranquilo y despejado de nubes, vi pasar volando a toda velocidad un pájaro enorme... exageradamente enorme... y feo…


Se parecía a una gallina capaz de volar, a la que le habían caído la mitad de sus plumas. Las que le quedaban eran capaces de reflejar el sol, haciéndolas brillar con un amarillo chillón que hacía daño a la vista.


«Menudo pajarraco tan raro y mal hecho… Me pregunto qué especie será, nunca había visto nada parecido anteriormente...»


Pero ese pájaro no fue lo único que se dejó caer por el cielo. En el otro lado apareció otro típico animal alado que se suele ver en todos lados, un enorme dragón. El enorme reptil alcanzó al pajarraco y se lo tragó entero de un bocado… Vamos, lo normal… lo que usualmente uno suele encontrarse en su día a día….


«Un momento, ¿eso es un dragón? ¡Un jodido dragón! ¡Una puta lagartija voladora descomunal!»


El gigantesco lagarto rojo con alas siguió volando en línea recta tras engullir a la gallina rara. En esa dirección lo único que había a parte del prado era yo mismo, así que era más que obvio cuál era su siguiente plato del menú.


«Esto… ¿Qué hago? ¿Qué hago? ¿Qué hago? ¡¿Qué hago?!»


Finalmente sucumbí por completo ante el miedo. Sin embargo era inútil hacer un espectáculo, ya que mi estado de parálisis seguía exactamente igual.


«Bueno, no sirve de nada desesperarse, lo que tenga que pasar pasará. No vale la pena preocuparse por mí. Después de todo... yo ya estoy muerto... Esto solo acelerará el proceso… Quizás sea mejor así, me ahorrará más sufrimiento inútil.»


Con estos pensamientos me calmé por primera vez. Me quedé mirando al dragón acercarse, esperando un ataque directo... ¡pero el muy cabrón pasó de largo sin prestarme la más mínima atención!


«Ni me miró... ¿Tan insignificante soy? ¡Maldito lagarto, regresa ahora mismo!»


Se largó del mismo modo que llegó. De todos modos, ver un maldito dragón me hizo recapacitar un poco sobre la situación.


«Los dragones… no existen… ¿No es así?»


Hacía ya un buen rato que me había dado cuenta del enorme tamaño de todo a mí alrededor. ¿Era todo gigantesco o yo era muy pequeño?


Repasé de nuevo todo lo que me rodeaba y me di cuenta de que era idiota. Durante todo el rato había estado pudiendo mover mi visión hacia todas las direcciones posibles. Incluso podía dar vueltas de 360 grados sin problema. En otras palabras, paralizado, paralizado, no estaba. Tampoco era como si solo pudiera mover la cabeza… de lo contrario no tardarían en llamar a un cura para exorcizarme...


«Esto está empezando a mosquearme en lugar de asustarme… Sin embargo, que exista tal animalejo solo puede significar una única cosa...»


Ya completamente harto de no entender nada y pensando únicamente en el dragón, decidí intentar lo que me pareció más lógico. Había leído suficientes libros y era lo suficiente friki como para saber que cuando uno se encuentra con animales de existencia dudosa normalmente es porque ya no se encuentra en la Tierra. Además, el nuevo mundo suele resultar ser uno con características similares a las de un juego. Por lo tanto, lo primero que uno debe hacer es…


«¡Status!»


Nada pasó...


«Ehm… he dicho… ¡Status! ¡Status! ¡Status! ¡Status! ¡Status! ¡Status! ¡Status!»


Siguió sin pasar nada.


«Por supuesto, ¿en qué estoy pensando? Incluso si este lugar es un mundo completamente distinto al mío sería demasiado extraño poder mostrar un estado como en un juego…»


Una pantalla azul transparente apareció en mi visión. Sentí que el propio mundo me daba una colleja diciéndome: ¿Qué mierda es status? ¡Habla español joder!


«¡Tampoco son tan distintas ambas palabras como para no darte cuenta de lo que quiero decir! Un momento… ¿Con quién mierda estoy hablando? Me estoy volviendo loco demasiado rápido…»


Sin perder más el tiempo con estupideces sin sentido, empecé a revisar el estado.


Estado:

Nombre: Pedro Grava 

Especie: Piedra Común | Raza: — 

PS: 5/5 | PM: 20/20

Estadísticas:

Vitalidad: 0 | Fuerza: 0 | Agilidad: 0 

Intelecto: 10 | Poder mágico: 20

Habilidades especiales:

  • Ayuda: 1

Títulos:

  • Piedra pensante

_________________________


Cerré el estado lentamente y me quedé mirando de nuevo al horizonte. Estaba todo el lugar en completo silencio, pudiéndose escuchar únicamente el silbido del viento al pasar.


«Creo que he visto algo mal.»


Abrí de nuevo el estado.


Estado:

Nombre: Pedro Grava 

Especie: Piedra Común | Raza: — 

PS: 5/5 | PM: 20/20

Estadísticas:

Vitalidad: 0 | Fuerza: 0 | Agilidad: 0 

Intelecto: 10 | Poder mágico: 20

Habilidades especiales:

  • Ayuda: 1

Títulos:

  • Piedra pensante

_________________________


No, no lo había visto mal.


«Soy una piedra... ¡Una maldita piedra!»

 

 

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