Modo claro/ Modo oscuro

jueves, 18 de junio de 2020

Reencarné como una piedra - v1 - capítulo 25


25 - Lo que mora en la oscuridad 

Adentrarse en las montañas nunca es fácil. El camino no tardó en volverse un paseo entre rocas y hierbajos que llegaban hasta el pecho de Limy. La subida se hizo bastante lenta a causa de tener que ir apartándolos todo el rato.

—Estate atenta. A partir de aquí puede ser bastante peligroso.

El terreno empezó a allanarse levemente y la cantidad de árboles aumentó. A lo lejos, de tanto en tanto se podían ver agujeros en las paredes de roca.

—La montaña está llena de cuevas naturales y minas abandonadas. Muchos monstruos las usan como escondite. No sería raro encontrarnos con goblins, kobolds o incluso trols.

«¡Por fin monstruos normales!»

Casi me alegré al escuchar que podíamos encontrarnos en cualquier momento con enemigos. Hasta el momento solo había conocido monstruos que en lugar de eso parecían creaciones de algún científico loco que se había dedicado a pegar partes de animales o bichos supervivientes de un desastre nuclear.

—Los goblins y kobolds no creo que te causen ningún problema, pero los trols pueden ser distintos. Por suerte, no hay muchos y por culpa de su gran tamaño son fáciles de detectar. Sería muy raro que nos encontremos u… no...

«Por hablar…»

Nos detuvimos de golpe y nos escondimos rápidamente entre la maleza al ver relativamente cerca lo que sin duda era un trol. La parte de su gran tamaño no era una broma. A pesar de encontrarnos aún algo lejos de él ya se le podía apreciar con facilidad, un enorme monstruo humanoide de color verde oscuro, cuyo cuerpo parecía estar hecho de puro músculo. De su boca crecían unos enormes colmillos y la baba se escapaba de entre ellos a causa de no poder cerrar bien la boca. Sus ojos rojos eran bastante pequeños y su nariz enorme estaba aplastada contra su cara. Todo eso, sumado a su patoso andar, le hacía verse bastante idiota.

[Trol: Horribles monstruos con altas capacidades de adaptación y supervivencia. Son terriblemente difíciles de matar a causa de su piel dura y sus grandes capacidades regenerativas, llegando a ser capaces de recuperar miembros amputados y órganos perdidos.

Trol de montaña: Raza de trol que vive en las montañas. Destacan por su fuerza y resistencia.]


«Jo… der...»

Sin duda no era un enemigo fácil. Ver su estado congelaría la sangre de cualquiera… yo el primero... También hay que aclarar que si no me llegan a decir que el trol de montaña era una raza de trol que vive en la montaña seguiría pensando que viven en medio del mar…

—¿Vamos a por él?

—No me parece buena idea. No es un enemigo que no pueda derrotar, aún así, tampoco es uno fácil. Su piel es muy dura y cuesta muchísimo hacerle daño. Lo mejor será dejarlo ir por su camino e intentar que no nos note… Aunque hay algo raro en él.

—¿El qué?

—Parece estar muy herido. Su manera de caminar no es normal. Su sangre es verde, así que es difícil de ver desde lejos ya que su piel también lo es, pero tiene rastros de heridas por todos lados. Tampoco lleva armas consigo. Normalmente se hacen garrotes usando troncos de árbol.

«Cierto, sus PS están por debajo del 25%. ¿Qué le habrá pasado?»

—¿Entonces vamos a por él?

—¿Por qué tienes tanta obsesión en matar todo lo que nos encontramos? No eres oponente contra un trol. Aunque esté herido nunca le podrás hacer daño con tu fuerza actual. Deberías empezar a darte cuenta de tus propias capacidades y dejar de querer hacer cosas imposibles.

—Pero...

—A parte, nuestro objetivo no es cazar trols. No podemos perder fuerzas luchando con ellos cuando aún tenemos que ponernos a explorar cuevas oscuras en busca de los también peligrosos limos metálicos. Su fuerza no se puede comparar, pero también son un enemigo difícil de vencer.

—Pero...

Limy parecía desesperada por enfrentar a ese maldito trol. Ni Aeldrya ni yo terminábamos de entender su desesperación por pelear contra él.

—A ver, dime por qué te interesa tanto pelear contra él —suspiró Aeldrya.

—Quiero hacerme fuerte… No soy fuerte.

—Hay muchas maneras de hacerse fuerte. Enfrentar enemigos que no puedes vencer es la peor de todas y la que menos resultados da.

«Es verdad… solo un idiota pensaría en enfrentar enemigos más fuertes. ¿Cómo le podría hacer entender que se deje de tonterías?»

[Diciendo que si sigue por ese camino terminará como tú.]

«¿No tendrá eso el efecto contrario? Un momento… ¡Maldita sea, Helpy!»

—Pero no quiero huir de ningún enemigo. Escapar significaría dejar de lado mi deber… Dejaría de ser útil… Si dejara de ser útil… Soy fácilmente sustituible.

¡No digas tonterías! ¡Nunca te cambiaré por nada! Además, ya me eres muy útil en estos momentos. Sin ti no podría moverme con comodidad por ningún lado...

Limy asintió en silencio, sin parecer muy convencida por mis palabras. Aún así no quiso retirarse. Su intención de enfrentar al trol seguía allí. Aeldrya al final se rindió y, sujetándose la cabeza como si le doliera, terminó aceptando pelear.

—Los trols pelean únicamente con fuerza bruta… Supongo que mientras no te acerques no podrá hacerte daño.

—Entendido.

Se pudo sentir la felicidad de la niña en esa simple palabra. Tanto Aeldrya como yo nos acompasamos para suspirar con pesar. Ambos habíamos cedido ante el capricho de la niña…

«Me siento como un padre que deja a su hijo de apenas una semana subirse a una moto, sin casco… Parece que soy el mejor padre del mundo…»

Lo bueno es que ni la elfa ni yo la dejaríamos hacer lo que quisiera sin más. Aeldrya sacó el arco y puso lentamente una flecha en él.

—Antes de dejarte hacer nada voy a herirlo un poco más y limitar la recuperación de su daño actual.

Tiró de la cuerda con firmeza y apuntó hacia el trol. Entrecerró sus ojos con confianza y susurró una habilidad antes de dejar volar la flecha.

—Flecha de fuego.

El maná impregnó la flecha, que salió volando directa hacia el trol. El disparo recorrió el aire a toda velocidad hasta alcanzar con precisión la pierna del trol, a pesar de estar caminando. El gigantesco monstruo rugió de dolor y al mismo tiempo su pierna se prendió en llamas.

—El fuego les limita la regeneración, así que es una buena arma.

Le lanzó otra flecha de fuego directamente al brazo, que fue engullido por las llamas al igual que la pierna. Después de haberle atacado ya no había manera de esconderse, así que Aeldrya se levantó y se preparó para luchar de frente. 

El trol se apagó el fuego con dificultad y empezó a correr hacia nosotros tan rápido como pudo, pero Aeldrya no parecía tener intención de moverse ni un paso.

—No voy a dejarte venir tan fácilmente. Flecha de hielo.

Esta vez lo que se disparó fue una flecha que dejó una estela azul detrás suyo. Al igual que las dos anteriores, le alcanzó sin dificultad, creando una capa de hielo a su alrededor de su cuerpo que lo inmovilizó en el sitio.

—Para terminar vamos a cegarlo. Flecha de luz.

Esta última flecha fue como una bengala que explotó justo delante de la cara del monstruo, creando una fuerte luminosidad delante suyo.

—Aprovechemos que está aturdido.

Ambas se dirigieron directamente al trol. No obstante, Limy salió disparada con la espada en la mano y se dispuso a atacar sin el menor cuidado.

—¡Te he dicho que mantengas la distancia!

Pero haciendo caso omiso, se lanzó justo encima suyo… El trol se movió violentamente y rompió el hielo que cubría su parte superior justo a tiempo para golpear a Limy, la flecha no parecía haber sido suficiente para anular por completo su vista. Con el tremendo golpe, ella salió volando más de veinte metros.

—¡Limy!

Al ver aterrizar bruscamente a la niña y dar varias vueltas por el suelo, Aeldrya cambió de dirección y corrió a su lado. La levantó en sus brazos con claro miedo en su rostro.

—Estoy bien.

Sin embargo, Limy se comportó como si no hubiera pasado nada. La cara de la elfa cambio de miedo a aturdimiento al verla ponerse de pie por sí misma y recoger de nuevo la espada.

—¿Cómo vas a estar bien? ¡Ese golpe sería capaz de matarme incluso a mí!

—Estoy bien.

Aeldrya la sujetó del hombro si la revisó de arriba a abajo solo para descubrir que realmente no tenía ni un rasguño. Su arrugada frente y cambiante rostro dejaba claro que no terminaba de decidirse por un sentimiento en concreto… He de admitir que yo también me asusté un poco… un poco mucho...

—No me lo puedo creer… ¿Después de esto dices ser débil? 

Limy asintió sin decir nada e intentó volver al combate. Al ver que la niña caminar de nuevo, Aeldrya tiró de su hombro y se le puso por delante.

—¡Te digo que no te acerques!

—No puedo luchar a distancia.

Limy la miró directamente a los ojos con su inexpresiva cara. La de Aeldrya finalmente se mantuvo con la frente arrugada y los ojos entrecerrados. Era difícil no darse cuenta que su cabeza le estaba dando mil vueltas a lo que acababa de pasar. Finalmente la soltó y se apartó de su camino, no sin antes volver a preparar una flecha en el arco. 

—No tienes solución… Flecha paralizante.

Suspirando pesadamente de nuevo, Aeldrya le disparó una nueva flecha al trol, que ya estaba rompiendo el hielo. Seguidamente, señaló al monstruo y le habló directamente a la niña.

—El efecto no dura mucho… ¡Tienes 10 segundos para hacerle algo! ¡Ve!

Limy no se lo pensó dos veces antes de dirigirse nuevamente hacia el trol, que tenía dificultades para moverse tras estar afectado por la parálisis y el hielo. La espada de la niña golpeó su piel con fuerza, sin ser capaz de hundirse en ella. Aún así, la niña no pareció darse cuenta y siguió atacando sin parar, pero ninguno de sus golpes le hicieron un solo rasguño.

Los diez segundos pasaron antes de que nos diéramos cuenta y Limy parecía no haberlo notado al estar completamente enfrascada en golpear. Otra vez vino el fuerte puño del trol, no obstante, nunca llegó a su objetivo. Justo antes de golpear la cabeza de la niña fue repelido como si hubiera rebotado contra un muro invisible. Por fin Limy dejó de atacar y se dio cuenta de que no le estaba haciendo nada.

—¿Maestro?

Sí, le lancé una bala de aire para repeler su ataque. La había conseguido dominar casi por completo y ya era capaz de hacer eso. De todos modos tampoco es como si le hubiera hecho daño yo mismo. La piel de ese monstruo era demasiado dura, así que era hora de enseñarle un poco de sentido común a esta niña.

Para de atacar sin pensar. Si su piel es demasiado dura como para dañarla con una espada ataca las partes blandas. ¡Ataca los ojos!

—¡Entendido!

Limy saltó igual de rápido que antes y su espada alcanzó su objetivo, el ojo izquierdo del monstruo. Por mala suerte eso fue lo único que pudo llevarse por delante. Si su piel era como el hierro, sus huesos parecían ser de acero. El agujero del cráneo era demasiado pequeño como para que entrara mucho más que la punta de la espada, impidiendo que esta alcanzara el cerebro. Por lo menos se había quedado ciego de su ojo izquierdo… aunque teniendo en cuenta su regeneración podría ser solo temporalmente...

No importa que no le hayas podido hacer un daño significativo. Haberle quitado parte de su visión es más que suficiente. A partir de ahora mantente a su izquierda. Desde ese lado no te podrá ver bien y te será más fácil atacar. También aprovecha para coger un par de piedras tan grandes como puedas y pásamelas. De paso mantente un poco agachada, puesto que no es muy inteligente mientras no te vea probablemente se dedicará a dar vueltas sobre sí mismo intentando encontrarte.

—Entendido.

El trol apenas tardó un segundo en centrarse de nuevo tras que su brazo fuera repelido, pero fue más que suficiente para que Limy entendiera mis consejos. Como imaginé, se puso a dar golpes con sus brazos y piernas descontroladamente, al mismo tiempo que se esforzaba en intentar mantener a la niña dentro de su campo de visión.

Bien, cambia de sentido bruscamente. Aprovecha para ponerte a su espalda y saltarle encima.

Haciendo exactamente lo que le dije, consiguió ponerse a su espalda para luego saltar encima suyo. Al ver que hacía eso, el trol levantó sus manos para sacársela de encima.

¡Salta hacia atrás y ata sus manos con tus tentáculos! ¡Con su fuerza probablemente los rompa enseguida, así que sólo tienes un momento para hacerlo!

Limy saltó con todas sus fuerzas y los ató con total precisión. Al tener los brazos doblados hacia atrás le serían algo más difíciles de romper. Aún así, la fuerza del trol era descomunal, y ni hablemos de la diferencia de peso entre ambos. Con un simple movimiento hacia abajo tiro de Limy, levantándola en el aire, pero esa era mi intención.

¡Ahora, aprovecha para acercarte y ponte delante de su cara!

Con una surrealista demostración de agilidad, Limy pasó por encima de la cabeza del trol y aterrizó encima de sus brazos, que seguían atados por los tentáculos. Con su altura, quedó justamente delante de la cara del monstruo, que se la quedó mirando con incredulidad.

¡Saca la piedra y húndela en el fondo de su ojo!

La piedra que Limy había cogido había sido modificada por mí, volviéndola delgada y puntiaguda. Gracias a que le había dado el tamaño justo, Limy consiguió clavarla en el ojo derecho del trol, arrebatándole por completo la visión, pero no es como si eso fuera suficiente para matarlo.

No pierdas el tiempo, ¡bájate de sus brazos ahora mismo!

El trol gritó de dolor y rompió los tentáculos medio segundo después de que Limy consiguiera saltar. La niña enrolló los tentáculos alrededor del cuello del monstruo y consiguió mantenerse encima aún sin tener un apoyo estable. 

¡Termina con el otro ojo!

Aprovechando que aún estaba a tiempo, sacó una segunda piedra igual preparada y la hundió en el otro ojo. Puesto que estaba ya dañado, esta se adentró bastante más en su cabeza que la anterior. Al mismo tiempo, yo le lancé una Bala de aire hacia la otra piedra, provocando que también se incrustara por completo en su cabeza. Con un ultimo y desgarrador rugido, el enorme monstruo perdió su fuerza y se desplomó contra el suelo. Limy no dudó en seguir hundiendo aún más la piedra en sus manos hasta que quedó completamente dentro de su cráneo. Con el cerebro completamente perforado, el trol por fin dejó de moverse del todo. Revisé el estado de Limy y vi que había subido al nivel 6, así que no había duda de que lo había conseguido matar.

Lo hiciste genial.

—Gracias, maestro.

Objetivamente viéndolo, pareciera que había salido todo tal y como lo había planeado… ¡pero si aún fuera humano me habría cagado encima un par de veces! Simplemente le dije a Limy que hiciera lo primero que se me pasaba por la cabeza. 

«Esta niña a veces da miedo...»

Al final todo fue pura habilidad de Limy... No podía dejar que se supiera la verdad…

Aún así… recuerda que ya estaba herido y cansado… Ni se te ocurra repetir locuras como esta tú sola. Sería un suicidio.

—Entendido.

En ese momento se escucharon los pasos de la elfa, que se aproximaba con una cara aún más seria que antes. De nuevo se paró al lado de Limy y se la quedó mirando con los mismos ojos entrecerrados y frente arrugada de antes. Luego se cruzó de brazos y abrió la boca.

—Limy, esto de ahora… Usaste magia, ¿verdad?

—No.

La elfa suspiró de nuevo y meneó la cabeza de un lado a otro.

—Limy, soy una Sabnuriali, puedo ver a simple vista cuando se usa magia. ¿Qué pasa contigo?

—Nada.

«Y yo que pensé que no lo notaría… ¡Malditos elfos!»

—Bien, puedo entender que haya algún motivo por el que no me quieras contar sobre tus habilidades, pero negar las que has mostrado ya no sirve de nada… Quitando la magia de ahora, está tu increíble resistencia, tu extraña capacidad de movilidad y hasta pareces inmune al dolor… y creo que no me equivoco si digo que me estás ocultando muchas cosas más… ¿De verdad eres humana?

La pregunta fue un murmuro que probablemente se hizo a sí misma y casi no pudo ser escuchada al ser opacado por el suspiró más grande y pesado que había hecho hasta el momento.

—De todos modos, que me estés ocultando cosas no es lo que me molesta, sino tu falta de sentido común.

A pesar de estar pensando mil excusas que darle, la elfa pervertida no se puso muy pesada y lo dejó pasar con un simple sermón de que fue demasiado temeraria. Al final le prohibió enfrentar nunca más a cualquier monstruo que ella le dijera.

—Vamos de una vez a por nuestro verdadero objetivo. Ni se te ocurra enfrentarte a un solo limo metálico.

—Entendido.

Llegamos a la primera cueva y entramos en ella. Sin duda era una cueva natural, ya que se podían ver desde el mismo momento en el que entramos algunas estalactitas bastante largas, pero una vez nos adentramos un poco más me quedé completamente a oscuras, incapaz de saber nada más sobre la cueva.

«Helpy, no tienes infrarrojos, ¿verdad?»

[Opción no disponible.]

«Me lo imaginaba. Un momento… ¿la puedes llegar a tener?»

—Extraño.

Al final, Aeldrya encendió una antorcha. No había duda de que había estado caminando a oscuras todo el rato. No obstante, algo la inquietó y terminó haciéndolo. Por lo visto parecía tener sus maneras para orientarse en la oscuridad, pero no tenía la capacidad de ver completamente en ella. Esto me hizo pensar que se debía más a alguna habilidad que a sus ojos. Aunque no descartaba que vieran mucho mejor que los de un humano.

—Limy, ¿notas algo?

—Nada.

—Sin monstruos ni animales…

Abandonamos la cueva sin encontrar absolutamente nada dentro y fuimos a la siguiente. Tras explorar por una larga hora pude verificar en mi mapa que la habíamos recorrido de arriba a abajo. También salimos de ella sin resultado alguno. Eso se repitió tres veces más. La expresión de Aeldrya empezaba a ser de preocupación.

—Esto no es normal. Me parecía raro que no nos hubiéramos encontrado un solo monstruo por el camino, pero es imposible que no haya absolutamente nada dentro de las cuevas.

El siguiente agujero en el que nos metimos era una mina abandonada. Aún conservaba parte de las vías y estructuras de madera usadas para sostener el techo y las paredes.

—Las paredes, el suelo y las vías están erosionadas. No hay duda de que aquí han estado hasta no hace mucho limos metálicos —dijo mientras inspeccionaba suelo, paredes y vías.

«¿Eres una arquera o una ranger?»

—Vayámonos de aquí ahora mismo.

—Espera un momento. Quiero terminar de investigar qué está pasa..n..do… ¿Estás bien?

«¿Limy?»

Al mirar a Limy, Aeldrya se quedó sin palabras y yo también. Todo su cuerpo estaba temblando y su cara había cambiado de expresión por primera vez.

—¡Vayámonos de aquí!

Ni se lo pensó dos veces. Limy cogió a Aeldrya de la mano y empezó a correr con todas sus fuerzas hacia la salida de la mina. Ante esa repentina actuación, la antorcha se cayó de la mano de Aeldrya y se apagó. Nos quedamos todo el camino en plena oscuridad hasta que la luz empezó a colarse por la entrada de la mina.

—¡Cálmate de una vez y dime qué te está pasando!

—¡Noto algo terrible dentro de esta mina!

¿Cómo dices? ¡Cálmate un poco y da un poco más de info… waaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

—¡¡¡Limy!!!

Fue dar un paso fuera de la cueva y fui arrastrado fuera del cuerpo de Limy a causa de un enorme tentáculo negro que la atravesó entera, justamente por el lugar en el que me encontraba yo. Salí disparado y caí varios metros a lo lejos. A causa de eso pude ver lo que acababa de pasar con suma claridad.

—Estoy bien —dijo Limy mientras el tentáculo se retiraba de nuevo dentro de la mina.

—¡¿Cómo vas a estar bien con una herida así?! ¡Eso es completamente imposible!

—Corre…

Aeldrya estaba estupefacta. No paraba de mirar entre Limy, que tapaba el agujero en el pecho con la mano, y la entrada de la cueva desde la que acababa de salir ese tentáculo. Su cabeza no parecía terminar de entender lo que acababa de pasar.

[Magia “Aura de desesperación” te ha alcanzado. Efecto resistido.]

«¿Qué mie…?»

—¡Corre!

Limy volvió a gritar mientras saltaba hacia la elfa y la empujaba con todas sus fuerzas justo a tiempo para que otro tentáculo saliera disparado justo al lugar en el que se encontraba anteriormente. En lugar de llevarse por delante a la elfa le arrancó los brazos de Limy.

¡No hagas idioteces y corre también!

Poco a poco empezó a escucharse el ruido de algo arrastrándose por la entrada de la mina y, justo después, apareció el responsable. Una enorme masa que parecía tragarse la misma luz del sol empezó a salir pesadamente mientras multitud de tentáculos se agitaban alrededor suyo.

La cara de Aeldrya se deformó por completo en una mueca de terror puro. Apenas pudo retroceder unos pasos arrastrándose de culo por el suelo, sin siquiera molestarse en levantarse. Su cuerpo temblaba más que el de Limy, y eso que no estaba hecho de gelatina como el de ella.

—No puede ser… Vinimos a cazar limos de alto rango y nos encontramos al peor de todos…

«Un limo… ¿negro?»

Delante nuestro nos encontramos un monstruo capaz de paralizar de miedo a Aeldrya y hacer huir a Limy…

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